Volver a la escuela ¿Es realmente difícil?

Hace unas semanas atrás, Jesús Andrés empezó clases en un colegio nuevo, después de haber estado más de un mes sin hacer nada en la casa por las vacaciones y además de retomar la rutina, inició en una escuela nueva, así que realmente fue iniciar desde cero.

Los primeros 3 días fue la lucha típica de no quiero ir, no me quiero despertar, incluso al llegar al colegio se escondía debajo del asiento para que yo no lo sacara y cuando por fin lograba sacarlo del carro: empezaba el llanto y el berrinche. Ustedes saben el tamaño que tiene Jesús Andrés así que podrán imaginar que la situación no fue sencilla.

Sin embargo, yo tenía que manejarlo inteligentemente porque con regaños y perdiendo la paciencia no lo iba a lograr, lo más probable es que yo terminara más cansada que él y aceptando su berrinche. Por otro lado, tampoco podía caer en esas lágrimas de cocodrilo y dejarlo un día más en casa porque simplemente iba a ser peor. Uno de los errores más comunes es quedarse en la escuela porque está llorando y prolongar ese tiempo lo que hace es empeorar las cosas, aunque nos duela verlos llorar, apenas nos vamos, ellos se distraen con otras cosas y se les pasa.

Les contaré por paso cómo logré poco a poco todo:

1) Para levantarlo y vestirlo: lo convencía con su comida favorita, todo era negociando, si él se despertaba y se vestía iba a tener el mejor desayuno, en sus moldes de Mickey, con su té ligeritos que le encanta.

2) Para llevarlo al colegio: ¡Vamos a pasear! Era la excusa y en el camino le iba hablando de las maravillas que tenía en su colegio, el parque, los amiguitos, los juegos y todo lo que no podía tener si se quedaba en la casa.

3) La llegada: cuando él veía ya dónde estábamos y que se le acaban las opciones optaba por la forma más fácil que era llorar pero ya estando en la escuela, él sabía que no iba a lograr demasiado a menos que yo desistiera, créanme que nuestros hijos saben y lo hacen con el fin de lograr su objetivo. Yo lo sacaba del carro y poco a poco nos íbamos acercando mientras él veía a otros niños llegando y las maestras se acercaban y se iba distrayendo.

Este proceso fue los 3-4 primeros días, yo siempre hacía enfasis en lo positivo, los amiguitos, jugar, aprender cosas nuevas y la recompensa de su comida favorita. Hoy en día es él solito quien se baja del carro y corre hacia el colegio, le encanta estar allá y compartir con su nueva familia escolar.

Yosy Finol

Creadora de @ligero.express

Ex Reina de Belleza Cocinera Saludable

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