Una familia, una causa

Hay algo especial en las personas que trabajan por convicción y no por objetivos. Puede ser la capacidad de conectar y transformar la vida de las personas con las que trabajan. María Alejandra Mejía es una de esas personas. A través de su trabajo ella no solo cambia la vida de sus estudiantes neurodiversos y sus familias, sino que también ha logrado que su familia se convierta en pilar fundamental de su programa de educación, Early Intervention Behavioral Services (EIBS), y la fundación que estará lanzando en unos pocos meses, The Rising Start Foundation. 

María Alejandra creció pensando que había algo diferente en su proceso de aprendizaje, que su manera de leer y escribir no era normal, y que su falta de concentración y compromiso con las tareas era pereza y falta de capacidades. Pero las capacidades las tenía todas, se graduó 

Summa Cum Laude de su Bachelor en Educación Especial de Nova University, y a la fecha son cuatro maestrías y tres idiomas dominados. Mejía entendió en sus años de universitaria que como ella habían miles de niños con dificultades de aprendizaje y miles de profesoras, y familias, que no sabían que hacer, ni como ayudar a estos niños, incluyendo la suya. 

Antes de graduarse le ofrecieron un trabajo soñado en la ciudad de Miami que declinó, ella tenía claro que necesitaba seguir preparándose, pues ni ella ni el sistema educativo estaban en condiciones de mejorar la vida de los niños y jóvenes con trastornos del espectro autista, entre otros diagnósticos. Viajar, vivir y estudiar en Italia le mostró que la verdadera inclusión es posible y que una mirada más empática y una práctica más holística, basada en la confianza y la aceptación, era necesaria para transformar la vida de estos niños y jóvenes y darles las herramientas que necesitan para poder construir vidas independientes y satisfactorias. 

Su familia nunca entendió que hacia María Alejandra, y aunque el apoyo siempre ha sido incondicional, no fue sino hasta que diagnosticaron a su hermano por nacer con síndrome de down, que la familia entendió el impacto de su labor y que ella ratificó su pasión y compromiso con la comunidad neurodiversa. 

Su familia es hoy su junta directiva, están a cargo de asesorarla en el área financiera y administrativa, son además su voz en el mundo corporativo y empresarial, donde tienen carreras largas y exitosas. Y aunque no terminan de entender como funciona el cerebro de María Alejandra, saben que ella a través de sus proyectos, está cambiando el mundo de miles de niños y de familias, les está transformando su presente y futuro, y les está mostrando un mundo de posibilidades y habilidades que antes no veían posible. 

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