Dra. María Norana Boscán C
Pediatra Neumólogo
Desde el punto de vista personal-social es necesario tomar en cuenta el llanto como fuente de expresión, la sonrisa y la distinción entre familiares y extraños entre otros. El conocimiento de estos síntomas nos permiten distinguir entre niños con encefalopatías de niños sanos. Es bien conocido la falta de socialización en los niños autistas.
Igual que el desarrollo motor pasa por diferentes etapas el desarrollo personal-social también, así mismo, las modernas ecografías han comprobado que el feto a las 30 semanas de gestación ya sonríen, en este momento es solo un reflejo.
Al principio el recién nacido sonríe durante el sueño o en ocasiones al despertar, así como posterior a la alimentación, la sonrisa en esta etapa son reflejas. En el primer mes de vida sonríe a estímulos externos como la voz de su madre , a estímulos visuales como movimientos de luces y objetos brillantes.
Al tercer mes de vida la sonrisa ya es plenamente social, responden abiertamente a caras de humanos, responden con una sonrisa a estímulos de diferentes sentidos (tacto, visual).
A partir de los seis meses de vida sonríen durante las interacciones sociales con personas cercanas y a los doce meses de edad sonríe a carcajadas con juegos de interacción.
El llanto en el niño es una forma de pedir asistencia (dolor, hambre, frio), la sonrisa es el símbolo de felicidad, bienestar y tranquilidad.
La sonrisa es la respuesta del niño cuando se le habla cerca de su cara, cuando se le habla amorosamente, mirándolo de frente.