Estamos en la época más mágica del año: ¡La Navidad! Y con ella la ilusión no sólo de los niños sino también del resto de los integrantes de la familia por vivir unos días llenos de expresiones de cariño y compartir. Junto al disfrute y los regalos, surgen ciertas dudas que pueden preocupar a los padres, entre ellas ¿Está bien que mi hijo crea en Santa? ¿Hasta que edad debería hacerlo? ¿Desconfiará en mi cuando descubra la verdad?
Es importante aclarar que ya sea que tu hijo crea en Santa Claus, el Niño Jesús, los Reyes Magos ó Papá Noel; son creencias que están relacionadas a los valores y esencia de cada familia y que especialmente en esta época representan emocionalmente un valor agregado, porque permite al niño conectar más allá de que estos “personajes” traigan juguetes, les transmiten fantasía y el mensaje de que sus sueños y deseos pueden ser tangibles.
Durante la primera infancia la fantasía es esperada y saludable en el desarrollo infantil, y cuando dichas fantasías son acompañadas y respetadas por los adultos significativos, pueden ser un espacio de creatividad, expresión, amor y sensibilidad. Alrededor de los 7 y 9 años, el pensamiento mágico va disminuyendo y coincide con la época donde generalmente los niños van descubriendo la verdad y diferenciando la realidad de la fantasía. ¿Qué repercusiones puede traer en la relación hacia los padres cuando descubre la verdad? Actualmente no existen estudios que respalden el hecho de que fomentar estas creencias pueda generar algún trauma psicoemocional, un estudio desarrollado por Anderson y Prentice enfocado en conocer la reacción de los niños al conocer la verdad arrojó que la mayoría de los niños no resultan desolados del todo al descubrirla, y también que el malestar que puede generarse es de corta duración especialmente cuando son contenidos de manera cercana, empática y afectiva por parte de sus padres y adultos significativos. Así que, en el momento que tu hijo esté descubriendo la realidad es importante decirle la verdad (según la edad) y acompañarlo en sus emociones.
Otro punto importante a resaltar es el hecho de que estos personajes estén relacionados al disfrute y conexión emocional, y no sean usados para condicionar ó inducir cierto comportamiento en los niños, en definitiva: que no sean herramientas de crianza ni de modificación de conducta (si no te portas bien, Santa no te traerá juguetes…).
Sin duda alguna, son creencias muy personales que deben vivirse en familia según valores propios, lo más importante es que al fomentarlas logren crear una conexión emocional con los niños al mismo tiempo que les brindan un mensaje de fantasía y amor.
Lorena Jimenez
Psicólogo infantil certificado en Disciplina Positiva
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