La infancia se caracteriza por ser una etapa, donde la mayoría de los niños son hiperactivos, lo cual se considera evolutivamente normal. Sin embargo. Hoy en día, muchos niños presentan dificultades de comportamiento producto de su exceso de actividad motora e impaciencia. Cuando estos síntomas se presentan y generan problemas de adaptación (casa y escuela) en el niño que lo padece. Podríamos estar ante la presencia de un cuadro conocido como Trastorno por déficit de atención / hiperactividad (TDAH) o (ADHD) trastorno del neurodesarrollo que afecta las áreas de funcionamiento de un niño. Las personas que presentan este patrón de comportamiento, reflejan síntomas tales como: dificultad esperando su turno, no soportan las esperas, son precipitados, hablan en exceso, por su impulsividad no previenen el peligro. (Por ejemplo salir corriendo y atravesarse en la calle sin mirar a los lados) les cuesta permanecer sentados, se les dificulta mantener la atención, dejan tareas y actividades incompletas, rechazan tareas académicas, deberes incompletos. Este trastorno se diagnostica a partir de los 6 años de edad, sin embargo muchos síntomas pueden estar presentes a edades más tempranas. Presentándose como mínimo en 2 ambientes. De forma recurrente y por un periodo prolongado de tiempo. Tres son los subtipos que se pueden presentar, el desatento, el predominantemente hiperactivo/ impulsivo y el combinado. E inicialmente el reconocimiento y posterior diagnostico e intervención, pueden favorecer y edificar en la vida del individuo que lo padece. Es importante destacar que el origen del cuadro es del neurodesarrollo (sustancias químicas cerebrales) y se ´presenta en 3 niveles de severidad (leve, moderado, severo) y bajo ese criterio es que se considera la sugerencia de un profesional de indicar la medicación como coadyuvante. NO todo niño con TDAH debe medicarse y la solución al problema no es solo el fármaco. Es de suma importancia la implementación de terapia psicológica que enseñe al niño a compensar sus déficits y dificultades propias del cuadro. En acompañamiento de la formación a padres y docentes como co- terapeutas en el manejo del diagnóstico. Hoy en día Muchos niños por desconocimiento de este cuadro, Son etiquetados de poco inteligentes, flojos, falta de voluntad, malcriados o faltas de carácter de sus cuidadores. Generando en los padres sentimientos de frustración por pensar que no tienen el control de sus hijos. Tener TDAH y ser un niño “impaciente “no es ni bueno ni malo. Es solo tener un cerebro que funciona diferente .por tal motivo una sociedad, padres, y docentes que conozcan de su existencia, pueden servir de instrumento para influenciar en el desarrollo y bienestar socio emocional de muchos niños que presentan estos comportamientos.
Yugle Rivas psicólogo clínico infantil – coach infanto juvenil
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