Llegue a este país hace 17 años, igual que todos, con muchos sueños y muchas ilusiones.
En ese momento, como toda madre pensando en sus hijos, mi prioridad era que aprendieran inglés. En ese entonces tenían 2, 8, y 10 años. Sabía que tendrían que enfrentar el reto de ingresar a un sistema escolar donde el idioma oficial no era su idioma y por supuesto me preocupaba pensar cómo iban a poder vencer ese gran reto que se les venía encima.
Después de un proceso que duro algunos años y que por supuesto tuvo sus altibajos, los tres aprendieron a hablar, leer y escribir el inglés. Yo me sentía feliz y satisfecha al ver el resultado.
El tiempo iba transcurriendo entre las rutinas diarias y los apuros del diario vivir. Poco a poco me empecé a dar cuenta que habíamos descuidado nuestro idioma, ya mis hijos, especialmente el más pequeño no querían hablar en español. Se sentían muy cómodos hablando en inglés, todos sus amigos hablaban inglés y no veían la necesidad de hablar español.
Yo, al principio, no le puse mucha importancia al asunto hasta que un buen día tuve mi momento de reflexión, un momento que me movió el piso. Ese momento sucedió cuando visitamos nuestro país por primera vez en muchos años y mi hijo pequeño no pudo comunicarse adecuadamente con nuestra familia; sus abuelos, tíos y sobre todo con sus primos con los que tenía mucha ilusión de jugar y compartir. Mis hijas que son más grandes sí pudieron comunicarse mejor pero su lectura y escritura en español dejaban mucho que desear.
Fui testigo en ese viaje de como mis hijos estaban perdiendo su idioma, su identidad, su esencia y ese momento definió el resto de mi vida. Me pase días pensando al respecto, pensé: ¿En qué momento paso esto? ¿Cómo pude evitar que esto pasara? Muchos sentimientos encontrados me recorrieron; sentí tristeza, enojo e impotencia. Me di cuenta que llevaba años sin poner la suficiente atención a algo tan pero tan importante. ¿Cómo reponer ese tiempo? Yo, que soy maestra y que he trabajado en educación toda mi vida tenía una rabia conmigo misma. Recordé el dicho “En casa de herrero, cuchillo de palo”.
Nunca fui intencional ni hice un esfuerzo para mantener nuestro idioma, nunca dedique un tiempo consistentemente a enseñarles a leer y a escribir en español. Yo siempre me enfocaba más en las tareas de la escuela que eran en inglés. No sé, tal vez di por hecho que pasaría aun si yo no estaba siendo intencional al respecto.
Según el “Pew Research Center” una característica típica de hijos de padres inmigrantes de origen hispano es que el 51% son bilingües. Cuando se trata de tercera generación disminuye a un 24%. Al ver esta estadística y observar y hablar con compañeros de trabajo, amigos, vecinos me di cuenta que no estábamos solos, que esto que nos estaba pasando también le pasaba a muchas familias hispanas más, no solo a nosotros.
Al principio sentí alivio, pero después me dio mucha pena. Sentí que tenía una misión en mis manos, que había que hacer algo, no nos podíamos quedar de brazos cruzados. Para empezar hice un horario con mis hijos para dedicar a aprender a leer y escribir correctamente el español y lo seguimos estrictamente, a pesar de que al principio la idea a ellos no les pareció mucho. Las reglas en casa cambiaron y era prohibido hablar inglés a menos que hubiese algún invitado en casa que no hablara español. Trataba de implementar siempre en nuestra rutina actividades en familia que por supuesto hiciéramos en español. Celebramos, hasta la fecha, no solo las fiestas que se celebran aquí, también las que celebramos en mi país. Poco a poco y con mucho esfuerzo empezamos a recuperar lo perdido.
Conforme veía a mis hijos hablando más español y mejorando conversación, lectura, escritura, sintiéndose mas identificados con nuestro idioma y nuestra cultura, empecé a pensar en todas esas demás familias. Yo tengo la gran ventaja de que soy educadora y no me fue difícil planificar e implementar un plan de acción pero ¿les pasaría lo mismo a estas otras familias?
Fue así como hice de esta, una misión en mi vida y nació All Kids Spanish.
Más que un negocio, All Kids Spanish es mi vida, mi pasión, mi manera de aportar algo a este mundo. Una manera divertida de aprender y practicar español, de acercarnos más a nuestra cultura a través del baile, cocina, música, arte y tradiciones. Una manera diferente de educar en nuestro idioma. En All Kids Spanish ponemos toda nuestra energía en hacer actividades de interacción del interés de los niños y sobre todo que sean divertidas.
Nuestro equipo está compuesto por maestras tituladas con experiencia cuyo idioma nativo es el español y que también están apasionadas por marcar y hacer una diferencia en la vida de nuestros alumnos. Tenemos 6 diferentes niveles y varias opciones para niños desde los 18 meses hasta 18 años. También contamos con:
• Programas en horarios después de la escuela
• Programas de sábado
• Clases privadas
• Clase de familia para los más pequeñitos
• Club de español, entre otros.
Tenemos un centro en Orlando y también damos clases en diferentes escuelas.
A continuación les dejo algunos tips para practicar el español en casa:
1. Designa una hora específica para hablar español y que puedas cumplir consistentemente. Ejemplo: todas las noches, antes de ir a dormir, leer un libro español, o en la hora de la cena se habla español, etc.
2. Aprovecha los recursos de tu comunidad así como escuelas bilingües, programas y eventos para niños en español, la hora del cuento en español de las bibliotecas, etc.
3. Sigue celebrando fechas especiales de tu país y cocina por lo menos en esas fechas los platos típicos tradicionales. Asegúrate que sea una experiencia familiar donde tus niños participen activamente y de paso que sea un momento para practicar el idioma.
Lo más importante para que estos tips te funcionen es ser consistente.
Joanna Bucaro
All Kids Spanish