Cómo enfrentar el Bullying

En los últimos tiempos vemos cómo han aumentado los casos de bullying en las escuelas, día a día observamos nuevos casos en las noticias o viralizados en las redes sociales, y como padres muchas veces no sabemos cómo enfrentar esta situación.

¡Si queremos resultados diferentes tenemos que hacer cosas diferentes!  

Escucho a muchos padres decir o preguntarse ¿por qué los otros niños actúan de tal o cual manera?, ¿Esto a dónde va a llegar?, ¡las cosas están cada vez peor! 

Tendemos a responsabilizar por completo a un niño de la agresión a otro y hablar de la agresividad que vemos “allá afuera” asumiendo que está lejos de nosotros.

Pero… ¿Nos hemos detenido a reflexionar? ¿Que hemos hecho o dejado de hacer como padres o como adultos ante la agresividad que se percibe hoy en día?. Nos hemos preguntado ¿cuáles son mis acciones diarias en presencia de mis hijos?, ¿cómo resuelvo mis problemas en el día a día?, ¿Cómo responder cuando voy conduciendo o tropiezo con alguien en el supermercado  si recibo una agresión u ofensa de otra persona?, ¿Cómo reaccionó?, ¿Cómo lo resuelvo? o ¿Cómo le enseño a mi hijo a defenderse? ¿Agrediendo o deteniendo la agresión? 

El bullying comienza desde casa y necesitamos hacernos responsables de esto para poder cambiar la situación. Son dos aspectos importantes que necesitamos atender y quiero que reflexionemos hoy con detenimiento.

En primer lugar, saber que como padres somos modelos de nuestros hijos. Existe un lenguaje verbal y un lenguaje no verbal, el 80% de la comunicación es no verbal, es decir, que comunicamos con nuestras acciones, con nuestros gestos y con nuestro ejemplo. No basta sólo con decir lo que nosotros queremos que nuestros hijos aprendan “Yo todo el tiempo habló con el/ella”, “Yo le explico cómo actuar”, los niños aprenden mayormente por modelamiento, por consiguiente, copian nuestras acciones. 

Los niños aprenderán de nosotros la manera de cómo resolvemos nuestros problemas en el día a día, como nosotros afrontamos situaciones difíciles, cómo manejamos la frustración, cómo gestionamos nuestras emociones.

Estamos dejando responsabilidades en ellos que no les corresponden, a diario en consulta los escucho decir “El/ella me hace perder el control” o “yo termino gritándole porque me contesta mal y no sabe cómo controlarse”, les estamos pidiendo que hagan lo que nosotros muchas veces ni siquiera sabemos hacer.  Por lo tanto, es imprescindible trabajar en nosotros mismos, para poder brindarle a nuestros hijos lo que ellos tanto necesitan.

Por otra parte, el segundo aspecto a considerar es la importancia de centrarnos en impulsar a nuestros hijos desde adentro, desde su ser, brindándoles  herramientas que le permitan desarrollar y fortalecer las habilidades emocionales y sociales que necesitan para construir relaciones interpersonales sanas, desarrollar su inteligencia emocional, a fortalecer su autoestima, su autoconfianza, a incrementar la tolerancia a la frustración, la asertividad, la toma de decisiones acertadas. Así mismo es necesario educar en valores, que internalicen la importancia del respeto, la empatía, la amistad, el compañerismo, la justicia, la equidad, la tolerancia, entre otros.

Así y solo así, nuestros hijos van a estar preparados para enfrentar el mundo que los rodea, porque nosotros ilusoriamente podemos controlar el núcleo de nuestro hogar, pero no tenemos control sobre el mundo que existe fuera de casa. Con estas herramientas podrán defenderse y sobre todo no agredir a los demás. 

Somos los adultos alrededor del niño los responsables de enseñarles a relacionarse, los que debemos educar, los que debemos brindarles contención emocional cuando la necesitan. Y cuando hablo de adultos no solo me refiero a los padres sino también a aquellos que trabajan en los centros educativos (profesores, personal de limpieza, seguridad, autoridades escolares) los que tienen la responsabilidad de detener a cualquier niño que esté agrediendo a otro en la escuela.

 La responsabilidad no solo es del niño que está ejerciendo la agresión, ya que ese niño todavía está en formación somos nosotros los que debemos detener una conducta inadecuada y guiar al niño en su aprendizaje. Los niños están siendo víctimas de la poca responsabilidad y la poca participación de los adultos para generar soluciones, porque si no hago nada para detener la agresión, entonces, estoy participando de forma indirecta en la misma. 

Necesitamos crear conciencia y accionar. ¿Cuál será tu próxima acción?

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